
Just for Fun
By Kathleen Pike

how to self-regulate.
Traditionally, we have described play as an activity that we pursue for its intrinsic enjoyment and recreation rather than for any serious or practical purpose.
But lest you be fooled, play is anything but frivolous.
- We learn when we play. Children develop language and executive functioning skills, learn to negotiate with others and manage stress, and figure out how to pursue their goals while ignoring distractions, among other things. Pretend play helps kids learn how to self-regulate because they have to collaborate on just how their imaginary world will work, and in doing so, they develop the capacity to reason about hypothetical events.
- More play, more success. In places where young children have more recess, we see greater academic success. Physical play enhances our ability to focus on what matters and ignore salient but irrelevant stimulation, improves cognitive flexibility, and promotes better executive functioning. Even the uber-elite at Davos are promoting more free play for kids based on the argument that play is essential to developing agency, collaboration and creativity – just the skills workers need to maintain an advantage over the robots that are knocking on the office door.
Play is not just for kids.
- But American kids are playing a lot less. It is widely recognized that American kids are playing a lot less these days. A study of 8,950 preschool children and parents in the U.S. found that only 51% of children went outside to walk or play at least once per day with a parent. And a significant minority of kids no longer have school recess. This is a problem for all kids, and especially for kids with attentional issues, including those with ADHD.
- Less play, more mental health problems. It is certainly possible that the correlation between less play and more mental health problems is not a mere coincidence. The decline of free play means less time developing all those skills mentioned above and may be associated with a decline in a sense of agency and internal sense of control, which in turn are associated with risk of anxiety, depression, eating disorders and related mental health conditions.
Kathleen M. Pike, PhD is Professor of Psychology and Director of the Global Mental Health Program at the Columbia University Medical Center (CUMC). For more information, please visit cugmhp.org or call 646.774.5308.
Cosa de juegos
Por Kathleen Pike

Tradicionalmente, hemos descrito el juego como una actividad que perseguimos por su disfrute y recreación intrínseca más que por cualquier propósito serio o práctico.
Pero para que no sea engañado, jugar no es nada frívolo.
- Aprendemos cuando jugamos. Los niños desarrollan habilidades de lenguaje y funcionamiento ejecutivo, aprenden a negociar con los demás, controlan el estrés y descubren cómo promover sus metas sin tener en cuenta las distracciones, entre otras cosas. El juego de simulación ayuda a los niños aprender a auto regularse, ya que tienen que colaborar para hacer funcionar su mundo imaginario, y al hacerlo, desarrollan la capacidad de razonar sobre eventos hipotéticos.
- Más juego, más éxito. En los lugares donde los niños pequeños tienen más recreo, vemos un mayor éxito académico. El juego físicomejora nuestra capacidad de enfocarnos en lo que importa e ignora la estimulación destacada irrelevante, mejora la flexibilidad cognitiva y promueve un mejor funcionamiento ejecutivo. Incluso la élite en Davos están promoviendo más juego libre para los niños con base en el argumento de que el juego es esencial para desarrollar voluntad, cooperación y creatividad, las capacidades que los trabajadores necesitan para mantener una ventaja sobre los robots que están llamando a la puerta de las oficinas.
A disfrutar.
- Pero los niños estadounidenses juegan mucho menos. Es ampliamente reconocido que los niños estadounidenses están ugando mucho menos estos días. Un estudio de 8,950 niños y padres en edad preescolar en los Estados Unidos encontró que solo el 51% de los niños salió a caminar o a jugar al menos una vez al día con un padre. Y una minoría significativa de niños ya no tiene recreo en la escuela. Este es un problema para todos los niños, y especialmente para aquellos con problemas de atención incluidos quienes tienen TDAH.
- Menos juego, más problemas de salud mental. Es ciertamente posible que la correlación entre menos juego y más problemas de salud mental no sea una simple coincidencia. El declive en el juego libre significa menos tiempo desarrollando todas las habilidades mencionadas anteriormente y puede estar asociado con una disminución de la sensación de voluntad y el sentido interno de control, que a su vez están asociados con el riesgo de ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación y la salud relacionados con enfermedades de salud mental.

través del juego.
Kathleen M. Pike, PhD, es profesora de Psicología y directora del Programa Global de Salud Mental en el Centro Médico de la Universidad Columbia (CUMC, por sus siglas en inglés). Para obtener más información, por favor visite cugmhp.org o llame al 646.774.5308.