Safe schools for all
Escuelas seguras para todos

Safe schools for all
By Councilmember Vanessa L. Gibson

Education isn’t just for well-behaved students. Every child deserves the opportunity to learn.
Though well intentioned, the zero tolerance policies that once governed our school disciplinary system failed to serve the best interests of both students and teachers. Under zero tolerance policies, students no longer had an opportunity to learn and grow from their mistakes, but instead were swiftly and often punitively punished in a way that impacted their education, their connection to their school, and their self-esteem.
Suspensions don’t just rob students of class time, they’re linked to absenteeism, grade level failure, and dropping out. At best, zero tolerance was misguided; at worst it put our most vulnerable young people on a pipeline to prison.
As Chair of the Committee on Public Safety, student and school safety is among my top priorities.
That said, I strongly believe harsh discipline doesn’t make schools safer and that we are failing to protect our students when their social, emotional, and intellectual wellbeing is ignored. Last year, I was proud to champion the revised Student Safety Act and this week, the Department of Education (DOE) released a report that demonstrates New York City’s evidence-based restorative justice approach is working.
Much like other municipalities implementing restorative justice techniques, New York City schools have experienced a dramatic drop in suspensions. As compared to the 2014 / 2015 school year, overall suspensions have dropped by 31.7. That’s huge and is surely having a positive rippling effect on students, educators, and parents across this city. Restorative justice has been laughed off by some as a fluffy approach to a serious problem, but giving students opportunities to address and change negative behavior teaches life lessons a suspension never could. While this report doesn’t disaggregate the data by race, ethnicity, age, or location, a provision in the Student Safety Act makes sure such a report is forthcoming. I am hopeful we will see this 31.7%. drop significantly impacting our most vulnerable and most targeted students.
We’ve taken an important step in addressing the disproportionate suspension rates within our school system, but we can and must do more. In his preliminary budget, the Mayor designated $47 million to restorative justice and in-school mental health services to schools with the highest rates of suspensions. I thank the Mayor for prioritizing school climate change and making sure our students can be stars and scholars, rather than statistics.
I am proud of the work this city has done to improve the climate of our schools and place equity and dignity at the core of our disciplinary code. Together we have taken a stand to focus on prevention, not detention, and I am excited to see the positive impact of the work still to come.
Zero tolerance is the way of the past.
Restorative justice promotes an opportunity for all of our students to have bright futures.
Escuelas seguras para todos
Por Concejal Vanessa L. Gibson
La educación no es sólo para los que se portan bien.
Todo niño merece la oportunidad de aprender.
Aunque en principio bien intencionado, la política de tolerancia cero, que una vez regía nuestro sistema disciplinario escolar, fracasó en su objetivo de servir los mejores intereses de estudiantes y maestros. Bajo las políticas de tolerancia cero, los estudiantes ya no tenían oportunidad de aprender de sus errores y crecer, sino que rápidamente se les reprendía y, a menudo, castigaba de tal manera que afectaba su educación, su conexión con la escuela y su autoestima.
Las suspensiones, además de restarles tiempo de clases a los estudiantes, están ligadas al absentismo,
las bajas calificaciones y el abandono de los estudios. En el mejor de los casos, la política de tolerancia cero era desacertada, y en el peor de los casos, llevó a nuestros jóvenes más vulnerables rumbo a la cárcel.
Como presidenta del Comité de Seguridad Pública, la seguridad estudiantil y escolar está entre mis prioridades principales. Dicho esto, creo firmemente que los métodos de disciplina severos no crean escuelas más seguras y tampoco estamos protegiendo a nuestros estudiantes cuando desatendemos su bienestar social, emocional e intelectual.

El pasado año tuve el honor de respaldar la versión revisada de la Ley de Seguridad Estudiantil y esta semana el Departamento de Educación publicó un informe demostrando que el método de justicia restaurativa y basada en evidencias de la Ciudad de Nueva York sí funciona.
A igual que otras municipalidades que están implementando técnicas de justicia restaurativa, las escuelas de la Ciudad de Nueva York han tenido un descenso drástico en la tasa de suspensiones.
Comparado con el año escolar 2014-2015, las suspensiones bajaron un 31.7%. Es un descenso enorme que de seguro está creando una “reacción en cadena” positiva sobre los estudiantes, educadores y padres en toda la ciudad. Hay quienes se toman la justicia restaurativa a risa, como si se tratara de una respuesta ligera frente a un problema grave. Pero el brindarle al estudiante la oportunidad de enfrentar y cambiar una conducta negativa enseña lecciones de vida que una suspensión jamás enseñaría. Si bien los datos de este informe no están clasificados conforme a raza, etnia, edad o lugar, la Ley de Seguridad Estudiantil contiene una disposición que garantiza dicho informe en un futuro próximo.
Tengo la esperanza de que este descenso de 31.7% repercuta considerablemente sobre nuestros estudiantes más vulnerables.
Hemos dado un paso importante para afrontar estas tasas desproporcionadas de suspensión en nuestro sistema escolar. Sin embargo, podemos y debemos hacer más. En su presupuesto preliminar, el alcalde designó $47 millones a la justicia restaurativa y servicios escolares de salud mental para escuelas con los índices más elevados de suspensión.
Agradezco al alcalde por priorizar cambios en el clima escolar y asegurar que nuestros estudiantes puedan conseguir lo que se propongan y no se conviertan en una simple estadística.
Me siento orgullosa del labor que esta ciudad ha realizado para mejorar el clima de nuestras escuelas y por incluir la equidad y la dignidad en el centro de nuestro código disciplinario.
Juntos, estamos dispuestos a concentrarnos en la prevención y no en la detención. Espero con entusiasmo ver el efecto positivo del trabajo que queda por hacer.
Tolerancia cero es la manera antigua.
La justicia restaurativa brinda una oportunidad para que todos nuestros estudiantes tengan un futuro
brillante.